domingo, 20 de marzo de 2011

La huída también era esto.


Hay veces que no entiendes la letra, o no quieres entenderla u oyes lo que quieres oír pero escuchando La Huída, el segundo corte del nuevo disco de Fabián, me pareció advertir un “no dejes que las canciones se conviertan en caminos”. En realidad, la letra dice no ves que las canciones se convierten en caminos, pero como lo dice... Hay cierta suplica en ello y al final, el significado se solapa con lo que inicialmente había entendido. Me había gustado tanto su anterior disco, que estaba aguantando la respiración hasta que apareciera este Después del incendio y otras cosas así, flamante novedad desde la propia portada y el chulísimo empaquetado con que se presenta. Y después de varias escuchas y algunos juegos inesperados de percepción, me encanta tenerlo de vuelta, con más brío eléctrico, con un traje sonoro clásico pero singular en el detalle, cuidado hasta el último doble e incorporando en las letras una apreciable carga de experiencia, desde las crónicas evocadoras, más o menos narradas hasta aquellas que nos cuentan sobre aquello del oficio de escribir e interpretar canciones. Ay, son estos artistas los que ponen en evidencia lo vetusto y anquilosado de nuestras escenas musicales, tan rígidas y preocupadas por distinguir a los buenos de los malos. Habría que olvidarse, borrar las listas, escapar del maldito estatus, de los mensajes ocultos y activar la curiosidad para no olvidarse de Fabián, que el premio vale un potosí. Que no, que no pasa nada si las canciones no se convierten en otra cosa.