martes, 9 de agosto de 2011

La música del diablo.





Uno de los números más celebrados de Circuital, el último disco de My Morning Jacket, es este Holdin on to Black Metal, canción-vodevil realzada por este video bizarro que gustaría a los Fabulosos Cadillacs de Fabulosos Calavera. Una entidad extraterrestre secuestra a la orquesta de Xavier Cugat y les obliga a ejercer de robots en un olvidado teatro sureño plagado de espectros chupasangres. Los robots se terminan convirtiendo en los nuevos amos del rock de estadio y someten a su publico a base lounge machacón o casi...

100 broken windows.



En 2010 se cumplieron los diez años de la publicación de 100 broken windows, el segundo disco de la banda escocesa Idlewild. Con este motivo se editó una special edition con el disco original remasterizado y otro adicional con el consabido material extra. En este caso, un segundo cede con la inclusión de maquetas, caras b y las legendarias sesiones con Bob Weston (Shellac) que completarían en los estudios de Steve Albini en Chicago. Con 100 broken windows, la banda optó por Dave Eringa como productor con quién siguen trabajando en la actualidad, desquitándose así del decepcionante resultado de su primer disco ( Hope is important), y obteniendo en los Estados Unidos el éxito comercial que hasta entonces se les había negado. Las doces canciones del disco destilaban por fin la solución a la que Idlewild aspiraba: aunar con naturalidad cuidadas melodías con guitarras noise. Lo consiguen a través de un sonido más corpulento y también más matizado, que deja a un lado los fogonazos punk y la indefinición que en general acusaba el anterior disco. Igualmente, en las letras también hay un salto cualitativo, nutriéndose a veces, de los escritos por ejemplo de Gertrude Stein, que entonces captaban el interés del cantante. El segundo cd muestra a unos Idlewild, preocupados por encontrar un sitio y desarrollarlo a partir de una de sus pasiones, el post hardcore americano y en especial, las bandas de rock anguloso priorizadas en el sello Touch and Go (June of 44, Fugazi, Slint,...). A partir de ahí, acometen en este disco suplementario auténticos ejercicios de estilo con aciertos notables, además de revelar ya su querencia por la música británica más ligada al terruño como atestigua la versión de Sandy Denny y como años después corroborarán como grupo y a través de los escarceos en solitario del cantante Roddy Woomble y del guitarra Rod Jones.