domingo, 11 de diciembre de 2011

Floating.



Supe de Greg Trooper porque era el compositor de Everywhere, una de las canciones que más me habían gustado del Billy Bragg de Don´t try this at home. En las notas interiores de este Floating, el gran Steve Earle recordaba la primera vez que escuchó a este hombre y alababa sus dotes como escritor de canciones. Para este disco, se convocó sólo a los músicos estrictamente necesarios para vestir a las composiciones a imagen y semejanza de su autor, un tipo sencillo que gusta de llevar sombrero y un poco, con aspecto de cómico de monólogos. Aquí, hay baladones country-soul con órgano, ritmos trotones, medios tiempos folk y temas añejos con sabor a pequeño clásico.

Cybertropic Chilango Power.



El exuberante título de este disco refleja perfectamente su contenido y la ambición sonora que desplegaba. Los De Abajo, banda mexicana asociada a la escena ska nacional y con cierta proyección exterior al editar en el sello Luaka Bop de David Byrne, representaban lo mejor del hambre cultural, dinamismo y creatividad que mostraban grupos como Fabulosos Cadillacs o Maldita Vecindad. Para Cybertropic Chilango Power subrayaron su raigambre local y destaparon un puñado de canciones apasionadas y redondas. El tiempo pasado revela que fue esencial Dani Carbonell (Macaco), quién produciendo el disco no sólo dotó a las canciones de una acertada y respetuosa patina tecnológica sino que creo, supo contener y ordenar el torbellino rítmico y los excesos de Los De Abajo. Lo que salía era un disco rematadamente urbano, callejero pero estiloso, y que se nutría, a excepción de algún apunte balcánico y salsero, de patrones tradicionales mejicanos.

Passenger.



Por un lado, Lisa Hannigan hace gala de una voz dotada de una clara sensibilidad pop mientras que por otro, el utillaje con el que urde sus canciones, anda más cerca de la música tradicional, aunque instrumentado hacia una ejecución bien contemporánea. Y ese es un poco el concepto de esta antigua compañera de Damian Rice, su parcela es, dígase, la canción irlandesa porque ella es… irlandesa y su manera de presentarse, de vestir y de estar es manifiestamente… irlandesa. En su nuevo disco, Passenger, la produce el norteamericano Joe Henry y se nota en la selección de músicos y el extremado cuidado con el que se arreglan las canciones, repercutiendo todo ello en un acabado mucho más definido que en el anterior y primer disco, a pesar de utilizarse básicamente, la misma instrumentación. La sucesión de cortes se desenvuelve con bastante calma en general – aunque el tema que lo abre resulta un tanto vehemente -, y Lisa guitarra, ukelele o mandolina en ristre, preside las tonadas con cierta afectación natural pero siempre con esa sensación de que parece no querer molestar demasiado y así, cuando termina la pista diez, pasa lo que pasa.

The Eleventh Hour.



Rod Jones, el guitarrista de los escoceses Idlewild presenta en sociedad The Eleventh Hour, el primer disco de su recién creada banda The Birthday Suit. Mientras su compañero Roddy Woomble ha explorado con grandes resultados, y siempre primando su posición de cantante, su interés por la música escocesa tradicional y por un folk-rock más o menos conocido, Jones ofreció con A Sentimental Education, su primer disco en solitario – publicado bajo su propio nombre -, un distinguido acercamiento acústico y pastoral con inusitadas paradas en un folk evolucionado lánguido a veces, otras combativo y siempre, revelando un marcado imaginario local. Muchos aspectos de su debut se conservan ahora en este proyecto grupal, pero ahora con una clara voluntad eléctrica que arrima estas nuevas canciones a los primeros trabajos de Idlewild. Este es sin duda el aspecto más celebrado de The Eleventh Hour, un muestrario rock, de producción austera y con algunas canciones verdaderamente buenas, en las que prima la inmediatez y la frescura de un sonido en el que participan en igualdad de condiciones los riffs y la distorsión eléctrica y la contribución de las cuerdas representadas por el violín y el chelo. Lo mejor de The Birthday Suit, la apreciable falta de pretensiones y la familiaridad que desprenden.

Ritos de tránsito.





La natural discreción de Buddy Miller le emparenta con los grandes secundarios, un loado actor de carácter cuyo reconocimiento, se limita aparentemente a su destacable papel como acompañante y colaborador de por ejemplo una Emmylou Harris. Es, claro, un extraordinario guitarrista, dueño de una digitación bastarda en la que conviven armónicamente el country y el soul sureño y dueño también de una versatilidad que lo mantienen vigente y reconocible en el devenir de estilos o artistas que se arriman a las músicas americanas. Además, es un notable cantante y compositor y como muestra, está canción exquisitamente interpretada, incuestionable aportación al acervo popular y otra historia única y conmovedora con un protagonista afligido en busca de un poco de descanso.