domingo, 25 de marzo de 2012

Amar el sonido.



Recomendación inevitable el disco de Wild Flag. Felíz reunión de veteranas del rock alternativo que desemboca en diez cortes sin sobra alguna. Esta temporada son el equipo que se lo lleva todo.

domingo, 11 de marzo de 2012

Pull up some dust and sit down.



El título del último disco de Ry Cooder, te invita a que te sientes, te pares y te lo pienses un poco. En confianza, parece decir, que venimos del mismo polvo. Las fotos e ilustraciones del digipack combinan imagenes que ilustran algunos momentos que nos remiten a la lucha por los derechos civiles en décadas pasadas y a algunos desheredados de la vida. La dosis justa de autoindulgencia, letras informadas y de determinación. Abajo el cinismo y palabras claras para atestar al primer golpe a los banqueros, así, con maniqueismos y mirando desde abajo. El blues y el tex-mex nos salva y nos señala las piedras del camino. A partir de ahí, los crimenes y la emigración desde la frontera del sur, las víctimas de la guerra, el apoltronamiento amoral de los Jueces del Tribunal Supremo, la persecución de la diferencia y el asesinato de los forajidos en este mundo loco, loco. Y todavía queda tiempo para homenajear a John Lee Hooker postulándolo a Presidente y para marcarse una majestuosa balada con delirios de gringo enajenado.

The truth about us.



El disco que amplificaba las expectativas de Tim Easton y lo elevaba por encima de la electricidad de raíz americana para lanzarlo más allá, era este. También era una segunda grabación donde mostraba un desprejuiciado abanico sonoro y un enorme talento como compositor de canciones. Hay en sus surcos digitales un cierto aire de sofisticación. El mérito es de las partituras pero creo, que lo que más llama la atención es la aportación de la atmosfera que preside y que otorga unidad a todos los cortes; de como unas canciones con un dominante gen americano suenan tan etéreas y tienen tanta luz. Es así en Carry Me, Get Some Lonesome, I Would Have Married You o cualquier otra, que caminan por la ciudad sin apenas ruidos de fondo, los mismos que se oyen de lejos cuando la dejan atrás.