Siempre quise decir que este es E.M.D.L.A., y de repente llegó una mañana de marzo. He tenido que desplazar hasta a "los inevitables", aunque permanecen a mano en el estante blanco. Steve Earle, The Frames o toda la Logia de ese “nuevo folk escocés” que conforman una escena extraordinaria (sólo en mi casa), duermen una cabezada. Al ladito, junto a esa pequeña bestia negra de ojos rojos e incandescentes que con ordenes inapelables, remotas o no, lo mismo te induce a un sopor emocional, lo mismo hace guitarrear a mis amigos, se esparcen mis últimas recurrencias sonoras. Seré breve, sin orden de prioridad e incluso sin que esto suponga una lista tasada pues también merecerían reposo Rod Jones, Floggin Molly, Quique Artiach, Lenine o hasta Norah Jones : There is no enemy/ Built To Spill, que me enganchan una melodía y me convierten a ese pop-rock-indie elástico, efervescente, con inagotables recovecos a pesar de su aparente formalidad. Universal/ La Habitación Roja, insuperables en el que es ya mis disco favorito de ellos, te permite desquitarte del reproche al tiempo que espolea tu “sentimiento de pertenencia”. A chorus of storytellers/ The Album Leaf, otro gran título para este placentero desplegable de post-rock, electrónica campestre y folk delicado; The Big To-Do/ Drive by Truckers, vamos que el título te lo dice todo, loable ejemplo de “evolución” bien entendida, más rockeros que en el anterior, para mí, recuperan la pegada de antaño y con la última canción te dejan preguntándote como han hecho eso. Y Bandada Marina, porque es un disco muy esperado y en su resultado, especial de verdad, con esa acústica cotidiana y esos cantos y esos chiflos. Los mejores viajes, cortos en distancia y perdurables en el tiempo.
domingo, 21 de marzo de 2010
sábado, 20 de marzo de 2010
Duelos de interior.
En los AVES no acabo de sentirme a gusto del todo viendo una pelicula; o puede que sea que ante el rival casi imbatible del iPod sobre el paisaje de la ventanilla, hay poco que discutir. Y aunque no pillo el tren con habitualidad, recientemente en dos viajes cercanos en el tiempo emitieron El desafío: Frost contra Nixon y por dos veces, con los Dropckick Murphys o Badly Drawn Boy de banda sonora, no podía dejar de mirar como a su vez se miraban los personajes de esta pelicula. Todos sabiendo lo que tenían que hacer y el espacio que tenían que llenar, revelándose en ejemplares apretones de manos, retándose con comentarios afables de bienvenida, siempre preocupados por hacer bien su trabajo y nunca por nada que no podían controlar. Y cuando me agencié la pelicula y ya en casa, me permití verla con sonido. Ron Howard, para mí, durante mucho tiempo, ningún ejemplo de sutilidad, me ha terminado convenciendo a base gestos.
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