Aunque cuando me hice con este disco supe que me encantaba tras la primera escucha, erré al pensar que pecaba de sonar un tanto convencional y que quizás, un acabado algo más sucio y aguardentoso podía hacerle muy bien. Pasaban los meses y en momentos de bloqueo selectivo terminaba recurriendo a este Draw the curtains, así que al final tuve que asentir al ver como la habían colado. Eran diez canciones sobresalientes, que saltando entre el mejor american rock, el folk y un agradecido soul blanco pasaban del pellizco al arañazo en menos de un estribillo. Y todo, gracia y cortesía de unas prendas musicales ajustadas y de inmejorables acabados y por supuesto, de la voz del nashvilliano Will Hoge, aliento lleno de pliegues y bálsamo para los oídos.
sábado, 28 de febrero de 2009
Draw the courtains.
Aunque cuando me hice con este disco supe que me encantaba tras la primera escucha, erré al pensar que pecaba de sonar un tanto convencional y que quizás, un acabado algo más sucio y aguardentoso podía hacerle muy bien. Pasaban los meses y en momentos de bloqueo selectivo terminaba recurriendo a este Draw the curtains, así que al final tuve que asentir al ver como la habían colado. Eran diez canciones sobresalientes, que saltando entre el mejor american rock, el folk y un agradecido soul blanco pasaban del pellizco al arañazo en menos de un estribillo. Y todo, gracia y cortesía de unas prendas musicales ajustadas y de inmejorables acabados y por supuesto, de la voz del nashvilliano Will Hoge, aliento lleno de pliegues y bálsamo para los oídos.
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