La portada del último disco de The Thermals, con ese micrófono y ese cohete recién despegado casi hace pensar en Crónicas Marcianas de Ray Bradbury, compartiendo cierto desencanto y advirtiendo sobre esas pasiones que no tardan en desviarnos rumbo a la autodestrucción. No sabemos si esos dos están a punto de besarse, haciendo coros o bombeando su último suspiro pero consiguen mantener la expectación. Personal Life no es tan bueno como el anterior Now we can see, ni mantiene el mismo grado de exaltación pero conserva la concisión como virtud, además de alguna gran canción más. Y su cantante, sigue declamando con riesgo y autoridad. Él no lo sabe pero es el Mike Scott del indie-rock.
domingo, 19 de diciembre de 2010
¿Cambio de vida?
La portada del último disco de The Thermals, con ese micrófono y ese cohete recién despegado casi hace pensar en Crónicas Marcianas de Ray Bradbury, compartiendo cierto desencanto y advirtiendo sobre esas pasiones que no tardan en desviarnos rumbo a la autodestrucción. No sabemos si esos dos están a punto de besarse, haciendo coros o bombeando su último suspiro pero consiguen mantener la expectación. Personal Life no es tan bueno como el anterior Now we can see, ni mantiene el mismo grado de exaltación pero conserva la concisión como virtud, además de alguna gran canción más. Y su cantante, sigue declamando con riesgo y autoridad. Él no lo sabe pero es el Mike Scott del indie-rock.
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