Resulta vano cualquier intento de valorar objetivamente Once ya que The Frames es desde hace años una de mis bandas de cabecera y en principio, esta película, así como su banda sonora o el proyecto The Swell Season, son derivados y afluentes de este grupo .irlandés. El director, John Carney fue bajo de The Frames en su primera época y el protagonista, es su líder natural y autor de las canciones.
La historia, de vocación sencilla, cuenta como un músico callejero (Glen Hansard), que toca de día temas conocidos para obtener el favor de los transeúntes y de noche se vuelca con sus canciones, conoce a una chica (Marketa Irglova); una inmigrante que vende flores en la calle para ganarse la vida y mantener a su madre e hija. Así las cosas, inician una peculiar y a la par sencilla relación, que les lleva a replantearse su momento vital y hasta colaborar en la grabación de un disco.
Todo transcurre de una forma muy simple, con pocos personajes, muchas canciones, sin pretensiones trascendentales en los diálogos y sin alardes trágicos. No obstante, los protagonistas de la historia no son actores profesionales y un poco, o mucho, hacen de si mismos, dejándose llevar por el relato e improvisando de forma natural. En este sentido, la edición en dvd contiene diversos extras que son casi un complemento necesario, como la presentación de la película en Madrid: después de la rueda de prensa, salen a la calle e interpretan a palo y a “voz en grito” cuatro versiones (Dylan, Van Morrison, Pixies y Daniel Johnston) en una disfrutable demostración de clase musical y escénica.
Once, ha recibido unos cuantos premios, hasta un Oscar a la mejor canción pero el relumbrón de los galardones no ha cambiado la percepción de la película como historia auténtica y viva. Viva porque nos hace cómplices de una ternura nada impostada y porque nos demuestra que el cine, es también un medio para seducir con historias personales sin auxiliarse de odiseas sentimentales, experimentos modernos o dogmas.
La historia, de vocación sencilla, cuenta como un músico callejero (Glen Hansard), que toca de día temas conocidos para obtener el favor de los transeúntes y de noche se vuelca con sus canciones, conoce a una chica (Marketa Irglova); una inmigrante que vende flores en la calle para ganarse la vida y mantener a su madre e hija. Así las cosas, inician una peculiar y a la par sencilla relación, que les lleva a replantearse su momento vital y hasta colaborar en la grabación de un disco.
Todo transcurre de una forma muy simple, con pocos personajes, muchas canciones, sin pretensiones trascendentales en los diálogos y sin alardes trágicos. No obstante, los protagonistas de la historia no son actores profesionales y un poco, o mucho, hacen de si mismos, dejándose llevar por el relato e improvisando de forma natural. En este sentido, la edición en dvd contiene diversos extras que son casi un complemento necesario, como la presentación de la película en Madrid: después de la rueda de prensa, salen a la calle e interpretan a palo y a “voz en grito” cuatro versiones (Dylan, Van Morrison, Pixies y Daniel Johnston) en una disfrutable demostración de clase musical y escénica.
Once, ha recibido unos cuantos premios, hasta un Oscar a la mejor canción pero el relumbrón de los galardones no ha cambiado la percepción de la película como historia auténtica y viva. Viva porque nos hace cómplices de una ternura nada impostada y porque nos demuestra que el cine, es también un medio para seducir con historias personales sin auxiliarse de odiseas sentimentales, experimentos modernos o dogmas.
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