Y parece otro más pero no lo es. Fabián, un cantautor de León, de aparente corte americano, obtiene oro, allí donde otros hallan mimetismo acartonado y superficial. Basta escuchar la cuidada reinvención de Todo lo demás del Calamaro de Alta Suciedad para apreciar la diferencia. Y es que Adiós Tormenta es un disco tan cálido y tan bien arreglado en su buscada voluntad melancólica que ya me resulta imprescindible. Una suerte de pop-folk mesetario y de provincias, alejado de los vicios urbanos más recurrentes. Hay aquí buenísimas canciones (Horas de luz, Lugares o la misma que da título al album), todas ellas aunadas por un tempo pausado y sin grandes afecciones. Evocación sonora de imágenes borrascosas, ocres o a media luz consigue además, lo más difícil: trasponer unas formas eminentemente anglosajonas a unos parajes locales y propios hasta armar un cancionero con matiz autóctono.
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