En Let the dominoes fall hay una vuelta a lo básico con estupendos resultados. Punks, rocncaroleros, sincopados y folkies, Rancid renuevan su vigencia con un disco exultante y en el que se reivindican como referentes de la escena. La distinción de esta gente es modelar unas composiciones a base de guitarra-bajo-batería, despojándose de efectos y sobreañadidos y demostrando que la veterania no es una excusa para sacar discos. Y además está Civilian Ways, otro himno (pero esencial) para seguir respirando en el camino, aunque el polvo arrecie.
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