The Decemberists son una banda radicada en Portland y a la que casi podemos considerar la última perla del “rock universitario”; antes de que eso desapareciera y desde la época en las que las radios de los campus norteamericanos, a la manera de un premyspace, encumbraban a artistas varios hasta el underground respetable, caso de The Replacements o hasta el éxito masivo, caso de R.E.M.
En The Decemberists hay un tipo que los comanda llamado Colin Meloy, con pinta de profesor ( y lo es) y que no esconde su entusiasmo por el pop británico de los 8o y el folk-rock en general. Compone canciones como un músico pop pero de los de hace dos siglos por eso la lírica remite a historias y a tiempos extintos pero para nada trasnochados pues las canciones suenan tremendamente frescas y trascienden la anécdota romántica e histórica para encontrar una complicidad universal o al menos, una complicidad en el ámbito folk e indie.
Cuando escuché su anterior disco (Picaresque) se me ocurrió que The Decemberists eran musicalmente un cruce imposible entre la banda pop-rock They Might Be Giants y la banda rock-celta Oysterband. De estos segundos, y más allá de The Smiths, si que heredan esa pasmosa facilidad para construir estribillos oscuros y luminosos a la par. Con todo, y dado que era un cruce imposible, ya no me parece que tengan mucho que ver. Como han crecido. Su última obra es The Crane Wife y a la conocida instrumentación electroacústica de cuerdas y guitarras, suman mayor dosis de electricidad, se ponen progresivos e incrementan más si cabe el detalle de los arreglos. La inmediatez pop de O Valencia!, la amenazante When the war came o la luminosidad instantánea de la fabulosa Sons & Daughters son sólo tres ejemplos de lo que ofrece este suculento disco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario