Tras un intento baldío de introducción en el marcado español excusándose en un “compendio de éxitos” y de la mano de compañías poco recomendables (tales como Ana Belén y su sequito), León Gieco, cantante y escritor de canciones argentino, reaparece de tapadillo con “Por favor, perdón y gracias”, tres palabras mágicas que hace valer a la manera de un Kris Kristofferson del cono sur.
El disco llega tras su anterior “superproducción”, el imponente "Bandidos rurales”, y tras haber sobrevivido diversas glaciaciones. Desde el primer rock argentino hasta la última ola, resistió a los “santos rockeros”, a las mega-bandas, a los indies, a los eletro-cantores,... y una vez más, regresa, cada vez más tierno y depurado, con canciones cercanas, y majestuosas también. Le toma el pulso a su país y también a la gente, rebusca en su memoria y nos planta la sonrisa en la cara con estampas cercanas a pesar de la distancia.
Colérico, frágil, violento, humano, canta mejor que nunca, arropándose de colaboradores que no son superfluos (Gustavo Cordera de Bersuit, Ruben Albarrán de Café Tacvba o Gustavo Santaolalla) y nos emociona tendiendo un puente con estilos del norte de su continente que hace suyos como un rebelde más de las praderas.
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