domingo, 9 de marzo de 2008

9.

El segundo disco de Damien Rice, 9, es continuista pero menos. En este caso parece que una segunda parte del exitoso O era lo que se deseaba pues este hombre no es de los que busquen convencer a los indecisos: con una voz y unas canciones como las suyas, casi que te gusta o no te gusta. No hay aquí, temas tan estilosos como The blower’ s daughter pero la visceralidad, los crescendos confesionales y el romanticismo desaforado prevalecen como siempre. Baste escuchar la primera canción (9 crimes) para quedarse envuelto en un nudo. 9 es irregular pero ante la efigie del impacto que produjo el primer disco, opta astuto por algún giro inesperado en la cadencia que beneficia al conjunto; como el de Coconut skins o el de Me, my yoke + i. Más aguerrido en definitiva, como ese Rootless tree, que no es un intento fallido de introducirse en el magma grunge sino un clásico del folk urbano y un pedazo de sentimiento asilvestrado.

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