domingo, 9 de enero de 2011

Say Sha Sha.


El pop tiene esas cosas tan buenas. Cada cierto tiempo aparece un imberbe que se maneja con pasmosa facilidad/habilidad en lo de componer e interpretar canciones de porte clásico, sin aderezos, ni coartadas artys. En Sha Sha, publicado en 2002, el talentoso Ben Kweller, alternaba reconfortantes baladas a piano y gozosos riffs de guitarra para retratar esa música americana sobre la que aparentemente siempre resulta muy poco atractivo hablar pero que tampoco se prodiga tanto en disco, al menos en discos buenos.

No hay comentarios: