domingo, 16 de marzo de 2008

Jabe Beyer goes to Nashville.

Jabe Beyer goes to Nashville y van... Los escritores de canciones abandona sus cunas familiares y sentimentales y se marchan a la city de la música americana. Ya no tanto como antes. Ya no es como en aquella película de Robert Altman de igual nombre a la ciudad en la que Elliot Gould era una gran estrella de Hollywood y en la que el director, con la mirada feroz (muy lejos está su visión de la música de raíz en The Last Show) ponía un intencionado espejo frente a la industria musical vaquera que por aquel entonces transitaba derroteros verdaderamente bochornosos. Las multinacionales, y también las compañías pequeñas, aún andan ahí con sus divisiones especializadas en sombreros y pedal steel, buscando talentosos compositores cuya sangre poder transfusionar a estrellas apagadas y a modelos jóvenes de voces agradables e intercambiables. Jabe Beyer que viene de Boston, ha sido una pieza importante del engranaje folk-rock de dicha ciudad. Un día se despertó y se dio cuenta de que hacía americana, así que, qué diablos!

En el 2.000 publica Twenty Point Turn, un disco de cantautor vitaminado que arreaba la guitarra acústica como latigazos y que con esa pulsación funk anunciaba varios frentes por donde seguir en trabajos posteriores. En el siguiente, Outback Country Vampire, se reconvierte en una banda celta de centroeuropa en alegre sintonía bluegrass y revestimiento gótico. Ya en el 2004, y con el concepto de grupo afianzado, se publica Drama City, que conoció una pequeña difusión en España, y en el que compacta el sonido folk-rock, incidiendo en ese punk-hilbilly descarriado que apuntaba en la obra anterior ( Honest as pure gold, Crazy Anne Marie) pero sin renunciar a los ambientes brumosos y a los temas más reposados ( Cold Cold Wind, Don´t even blink).

Finalmente y antes de la marcha, llega Where are we going & when do we get there que sugiere de principio un sonido más convencional, más asentado en los patrones del country alternativo pero que se revela poco a poco con sólidas canciones como You can´t see the stars from the inside of a bar o Paradise. Los arreglos, en realidad, no tan obvios y más delicados, arropan unas canciones con un halo lírico de despedida y que permanecen tras varias escuchas como la magnética y bonita imagen que compone la propia portada del disco: un banco vacío e inmaculado, ornamentado con motivos vegetales que no se sabe si espera paciente bajo la ventana a que alguien llegue, o bien asume tranquilo que ya pasó la estación en la cuál pudo ocurrir algo.

www.myspace.com/jabemusic

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