domingo, 2 de marzo de 2008

Volver.

Vuelve el barrio. El abuelo ficticio de Maestra Vida se las pasaba ahí en el Solar de los Aburridos echándole piropos a Manuela y los hermanos, Serge y David Bielanko, se comían las horas apurando todo lo que se puede hacer en una esquina encajada entre catorce autopistas y un tren elevado. Allí donde Rocky Balboa no es un personaje de ficción y donde Steve Earle es un Santo que vino del campo. Suerte de sincretismo entre el rock heroico de la calle, el soul de los vecinos, el doo woop de un tío lejano de su padre y el folk afectado y enchufado. Pasado un mal trago trasatlántico y liberados de la ingrata carga de ser la última gran banda joven del planeta, regresan sin tener que demostrar nada, sólo por el mero hecho de ser una banda de rock incineradora de garitos. Está bien claro, no es el alcohol sino el arrojo.

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