domingo, 2 de marzo de 2008

Whiskeytown: alguien recuerda la rosa.


En julio de 2007 se cumplieron diez años de la publicación de Strangers almanac, obra de la banda Whiskeytown y pieza de toque del alt-country de cuando el género estaba a punto de pasar a llamarse americana y comenzar su colonización más allá de las fronteras de los States, germinando no ya en un estilo consolidado sino en una verdadera actitud vital que se alimenta de sentimientos análogos y miradas perdidas al interior del corazón y al final imposible de una carretera.

El alt-country o country alternativo no dejaba de ser también un cajón de sastre donde cabían muchos estilos y enfoques: los valses desolados, el pop de pedal steel, el soul sureño o el rock rural trasplantado a la urbe. De todo ello hay en Strangers Almanac con un Ryan Adams antes de la tormenta mediática, empleado a fondo en la composición hasta obtener un disco que es también y parece que ya es el momento, un referente generacional, al menos, el de unos cuantos.

Strangers Almanac brilla entre las querencia por las raíces reposadas y el rock circunspecto y emocional. La representativa 16 days, la evocadora Houses on the hill, la esperanzadora Avenues, la afilada Turn around o la escalofriante Losering son buena muestra de ello. En aquel momento, la banda encabezaba una cuarta vía, distinta a la iniciada por Uncle Tupelo, The Jayhawks y Cracker, y así, sintomático es que en este disco no colaborara Jeff Tweddy, Gary Louris o Steve Earle sino el también grande pero menos conocido Alejandro Escovedo, quien se recreaba en las canciones dando brío y compartiendo las letanías de ausencias y perdedores convencidos.

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